Me interesa
explorar la idea del paisaje y me inquieta la extensión de las mancha urbana en la ciudad que radico actualmente: Cuernavaca, Morelos, México.
Si partimos de la idea de que la ciudad es un organismo con vida, podemos hacernos conscientes de su crecimiento, evolución y de una voluntad propia de adaptación por parte de la naturaleza ante el descuido del ser humano.
El artista norteamericano Robert Smithson veía la tierra como un sistema cerrado, que solo dispone de un número determinado de recursos, por cuya acción, los materiales de la tierra evolucionan y se van desgastando, a lo que llamó entropía. Con base en la segunda ley de la termodinámica que dictamina que todo tiene un estado de equilibrio, la entropía es lo contrario a la energía por lo que estas dos vertientes pueden aplicarse a la sociedad actual, a las medidas de producción y desecho, consumo y destrucción.
Smithson
consideraba que los desechos son lo opuesto al lujo y que ambos crecen en
sentido inverso, al igual que la entropía y la energía, a mayor producción,
mayores desperdicios, a mayor lujo, más producción de basura.
El presente blog, es una bitácora recorrido, la
observación y la documentación fotográfica frecuente, modificó mi percepción de
la naturaleza y me permitió establecer un diálogo con el entorno. Por varios
meses fui documentado diferentes escenas observadas a manera de paisajes, sobre
la manera en que la naturaleza se manifiesta en las ciudades de manera casi
imperceptible. Al imprimir las imágenes
y llevarlas a la mesa de trabajo, el paisaje y la experiencia transitada,
mostraban diversas respuestas a mis principales inquietudes.
Con estas prácticas, comprendí que el hombre
puede invadir a la naturaleza, pero no posee -aun- el poder de destruirla, la
naturaleza siempre busca las maneras de adaptarse, incluso al hombre. Creemos
que los recursos del planeta se están agotando, sin embargo, el poder de la
naturaleza es más grande que eso. Para la naturaleza, no
existe el deterioro, sino el crecimiento, la muerte es reincorporación y la
pérdida, es evolución.
Saraí Ojeda
FOTOGRAFA
FOTOGRAFA